jueves, 1 de septiembre de 2016

El Parkinson

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La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que se produce en el cerebro, por la pérdida de neuronas en la sustancia negra cerebral.

Se acepta que se tiene que producir la pérdida de las neuronas de este centro para que aparezcan los síntomas de la enfermedad, por lo tanto es una enfermedad propia de personas de edad avanzada, sin embargo, cada vez afecta a personas más jóvenes, incluso a individuos menores de 40 años.

Se caracteriza por múltiples síntomas: 
- Rigidez muscular. 
- Temblores. 
- Hipocinesia (falta de movimientos)
- Dificultades al andar.
- Mala estabilidad al estar parado.
- Si un movimiento no se termina tiene dificultades para reiniciarlo, o para terminarlo. 
- Cara de pez o mascara, por falta de expresión de los músculos de la cara. 
- Bradicinesia (lentitud de los movimientos voluntarios) 
- Acatisia (falta de capacidad de estar sentado sin moverse) 
- Movimiento de los dedos (como si estuvieran contando dinero) 
- Boca abierta con dificultad para mantenerla cerrada. 
- Voz de tono bajo y monótono. 
- Dificultad para escribir, para comer o para movimientos finos.
- Deterioro intelectual, a veces. 
- Estreñimiento. 
- Depresión, ansiedad, atrofia muscular.


Por el momento no hay solución médica, pero como ocurre en otras enfermedades crónicas e invalidantes, los problemas sociales son tan o más importantes que los biológicos o psíquicos, por lo que con buenos tratamientos farmacológicos y psicológicos, el enfermo de Parkinson puede mejorar su calidad de vida y la de su familia, realizando una vida prácticamente normal.

Es esencial también una buena educación sanitaria, rehabilitación física, terapia psicológica y realizar actividades que eviten el aislamiento. Por supuesto; mantener una actitud activa y positiva, ni el paciente ni el familiar deben enfrentarse al Parkinson sino que deben adaptarse a él. Pero tampoco podemos permitir que el Parkinson cambie nuestra vida totalmente.


Una vida social activa mejora el estado psicológico del paciente y favorece su bienestar, puedes consultar a tu médico sobre la posibilidad de seguir trabajando o buscar asesoramiento para tus actividades de ocio.

El Alzheimer



La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian.
La edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir esta enfermedad, aunque en una minoría de casos se puede presentar incluso en edades menores a 60 años. Entre el 2% y el 3% de los menores de 65 años muestran signos de la enfermedad, el 8% entre los mayores de 65 y hasta el 25% y el 50% en los mayores de 85 años.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de la conducta, (arrebatos de violencia...) pérdida de memoria (incluso no reconocer a familiares, etc.), dificultades de orientación, problemas del lenguaje y alteraciones cognitivas.

La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar mucho de un paciente a otro y ésta pasa por diferentes fases.

En la inicial el enfermo mantiene todavía su autonomía pero en la intermedia y la terminal, el paciente pasa progresivamente a ser dependiente.



En la actualidad no existe cura para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de progresión de la enfermedad y sus síntomas.

Anualmente es recomendable a partir de los 60 años hacerse análisis de sangre para medir el colesterol, el azúcar y la homocisteína, y cada seis meses tomarse la tensión arterial para comprobar que sigue en los valores normales.

Además del tratamiento farmacológico, existen ciertas evidencias de que la estimulación cognitiva ayuda a ralentizar la pérdida de funciones cognitivas. Esta estimulación deberá trabajar aquellas áreas que aún conserva el paciente, de forma que este entrenamiento permita compensar las pérdidas que el paciente está sufriendo con la enfermedad.

Si bien es un mal progresivo e irreversible, según los expertos, es posible retrasar su aparición llevando unos hábitos de vida saludables:


- Una dieta equilibrada: la obesidad no es precisamente un aliado contra el Alzheimer; el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol o la diabetes son factores de riesgo que pueden acabar acarreando Alzheimer.
- Practicar ejercicio tanto físico como mental: mantenerse en buena forma física y practicar algo de ejercicio diariamente puede llegar a reducir a la mitad el riesgo de demencia. Además, mantener la mente ágil es fácil si la ejercitas durante al menos 40 minutos al día. Puedes hacer crucigramas, leer, escribir, aprender algo nuevo...
- Llevar una vida social plena: llevar unos hábitos saludables, cuando se hace en pequeños grupos es más sencillo, porque se mantiene una mayor motivación.

Por ejemplo, jugar a las cartas no sólo te hará pasar el rato; es otra manera más de ejercitar la mente, controlar el estrés y no sentirse aislado.

miércoles, 8 de junio de 2016

El Reflujo Gastroesofágico




El reflujo gastroesofágico, también conocido como quesitos de leche, afecta a los bebés, principalmente después de las tomas, ya sean de leche materna o de biberón.
El esófago es un canal muscular, que conduce los alimentos de la boca al estómago. En la parte inferior de ese músculo, está el esfínter que funciona como una válvula que se abre para que el alimento pase al estómago, y se cierra para evitar que el alimento vuelva o ascienda hacia arriba.

Pero cuando el esfínter no funciona bien, debido a su inmadurez o a su debilidad, como en el caso de los recién nacidos y de los bebés, el alimento acaba por volver al esófago y de ahí a la boca, provocando acidez y vómitos o quesitos de leche.


Síntomas del reflujo en los bebés



El síntoma más común son:
  • Los vómitos después de cada toma.
  • El bebé llora aparentemente sin motivo y con persistencia.
  • Se muestra irritable, tiene dificultad para dormir.
  • Tose con frecuencia, tiene arcadas o se niega a comer.
  • El bebé no gana peso, su crecimiento se puede estancar, o puede, en casos más graves, padecer una inflamación en el esófago, e incluso una úlcera.
  • Si tu bebé presenta algunos de esos síntomas, primero, consulta con su pediatra para que le realice las pruebas pertinentes y establezca el tratamiento más adecuado.
  • Causas del reflujo gastroesofágico en bebés
  • En la mayoría de los casos, los bebés presentan reflujo por causa de la inmadurez de su sistema digestivo.
  • El reflujo solamente es considerado patológico y/o fisiológico cuando los episodios de vómitos y regurgitaciones no cesan después de los seis meses.
  • Cólicos frecuentes y llantos prolongados.
  • Falta de apetito.

Cómo aliviar el reflujo de tu bebé




  • La mejor forma de suavizar los síntomas del reflujo es mantener al bebé en posición vertical después de su alimentación.
  • Evitar moverlo demasiado, y hacerle eructar varias veces mientras toma el biberón o le das de mamar.
  • Es recomendable también que le des de comer más veces y en menor cantidad.
  • A partir del tercer o cuarto mes, se puede espesar la leche y controlar que los agujeros del biberón sean del tamaño adecuado para que el bebé no trague aire al comer.
  • Si la madre se encuentran en periodo de lactancia, es necesario evitar las grasas, las frituras, el chocolate, zumos cítricos, bebidas con gas y yogur.
  • Es aconsejable que el bebé duerma ligeramente incorporado.
  • Puedes ponerle un cojín debajo de su colchón de la cuna para que adopte una postura inclinada.
  • Si notas que los síntomas siguen y que están perjudicando la salud de tu bebé, consulta con su pediatra para que establezca un diagnóstico.

Tratamiento del reflujo en bebés

Para tratar un caso de reflujo, hay que considerar la edad y los síntomas de los bebés.
Algunos pueden no precisar tratamiento y sólo necesitan seguir unas recomendaciones para aliviar los síntomas.
Otros, en cambio, puede que necesiten de medicamentos. Pero, en poquísimos casos, se indica una cirugía.

Cuándo el reflujo del bebé es grave?

El reflujo se convierte en una preocupación cuando, al volver el alimento del estómago al esófago, se vierte en el conducto de aire llega al pulmón y a las estructuras mas pequeñas del mismo, causando problemas de respiración, neumonía, bronquitis o bronquiolitis, este último por aspiración.

En algunos casos, el síndrome de muerte súbita del lactante.

Los casos más graves son tratados con fármacos, que ayudan a neutralizar la acidez del estómago. Los efectos de los medicamentos son tan eficaces que, en pocos casos, se llega a indicar una cirugía.

El Estreñimiento en los Bebés



El estreñimiento es un trastorno que se caracteriza por la dificultad o la imposibilidad de evacuar que tenga una persona. Durante los primeros meses de vida de un bebé, tanto la coordinación entre los movimientos de su intestino así como la relajación del esfínter de su ano, no es muy eficiente o no ha madurado lo suficiente. En estos casos, es normal que el pequeño se muestre molesto, llore con insistencia, levante sus piernas y se ponga rojo para intentar empujar las heces.


Síntomas del estreñimiento en los bebés

  • El pequeño se vuelve nervioso e intranquilo.
  • Se mueve las piernas incesantemente,
  • Se pone rojo del esfuerzo, y no hace más que llorar.
  • Los gases y los cólicos son inevitables.
  • Según los especialistas, durante la lactancia materna los bebés suelen ensuciar los pañales casi cada vez que comen, las heces algunas veces son heces pequeñas y otras más abundantes.
  • La frecuencia de evacuación se va disminuyendo a medida que los bebés crecen.
  • A partir de los 2 meses de edad generalmente ellos sólo evacuan una o dos veces al día.
  • Todo dependerá del tipo de alimentación que reciba como también de su propia naturaleza, si el pequeño tiene alergia, etc.


Consejos

  • Cuando las deposiciones del bebé escasean, primero hay que descartar la posibilidad de que él esté mamando bien; si el bebé no come, no es que se estriñe sino que no tiene nada que evacuar.
  • Para aliviar el estreñimiento de los bebés, los padres pueden añadir un poco de agua extra a la fórmula del biberón.
  • El agua ablandará un poco las heces y evitará que sean retenidas en el colon del pequeño. Algunos pediatras, de hecho, recomiendan rebajar los biberones un poco, poniendo 35 ml en lugar de 30 ml de agua por cada medida rasa de leche. Si el estreñimiento en el bebé se vuelve persistente, es aconsejable que pida la orientación médica.
  • Existen en el mercado leches 'anti-estreñimiento', adecuadas para aliviar el problema.
  • Los masajes también son muy estimulantes para ayudar a evacuar al bebé. Se puede flexionar las piernas del pequeño sobre el abdomen, haciendo movimientos circulares; posicionar la mano sobre el abdomen del bebé (a la altura del ombligo), y hacerle un masaje más profundo y en horizontal, con la palma y la base de los dedos.
  • Un masaje en la espalda del bebé, con movimientos de arriba abajo, también puede ayudar al bebé a que evacúe.
  • Otras de las alternativas utilizadas por muchos padres es el supositorio de glicerina que se aplica al ano del bebé.
  • En uno o en otro caso, es recomendable que se escuche la opinión del pediatra. De todos modos, es bueno que se sepa que el estreñimiento puede dejar de molestar a los bebés a partir del cuarto mes de vida, cuando, por determinación médica, empiezan a alimentarse con compotas, purés, y cremas de frutas y verduras, ricas en fibras.



El estreñimiento en el bebé requiere una intervención rápida de los padres y del pediatra, para evitar que el problema se convierta en una molestia crónica, o que se complique. Cuanto más tiempo estén las heces en el colon del bebé, mas secas y duras se volverán, y su eliminación será aún más difícil y dolorosa.

Los Cólicos de Gases en los Bebés



El cólico del lactante es un trastorno típico de los primeros meses de vida que se caracteriza por un llanto intenso y prolongado sin causa aparente.

Sin embargo, más que aliviar los cólicos del bebé, lo mejor es prevenirlos. Para que eso sea posible podemos poner en práctica los siguientes consejos:

  • Haz eructar a tu bebé durante la alimentación, o antes de cambiar el pecho si lo estás amamantando.
  • Haz eructar a tu bebé contra tu hombro, boca abajo en tu regazo o sentado derecho sobre éste, sosteniéndole el pecho y la cabeza a medida que le golpea suavemente la espalda.
  • No juegues con tu bebé durante ni después de alimentarlo. Conviene hacer que el momento de la comida de un bebé sea lo más tranquilo y relajado posible.
  • No acuestes a tu bebé después de alimentarlo. Mejor mantenerlo verticalmente apoyado en tu hombro, o sentadito en tu regazo.
  • Asegúrate de que la tetina sea del tamaño adecuado para tu bebé, si utilizas biberón. Cuando la tetina es demasiado grande, puede llevar a que tu bebé coma demasiado y rápido. Y además, él podrá tragar aire.
  • Si tu bebé es propenso a los gases, comente con el pediatra y pídale algún medicamento para aliviar los síntomas de los gases. 



Consultas www.privilegio.com.ec